La Máquina como Agente Desintegrador del Positivismo, por Aucán Lagomarsino

Aucán Lagomarsino

No puedo dejar de recalcar la importancia que tuvo y sigue teniendo las matemáticas como una ciencia dura, la diversidad de cuáles y cuántos son sus alcances hoy en día ya son prácticamente innumerables y, al menos en el ámbito de la filosofía y la lógica, hoy en día cumplen un rol fundamental. Es por esto que trabajos como el de Kurt Gödel tienen singular relevancia, de hecho marca un punto de inflexión en dicho ámbito en la historia de la humanidad, pero ¿no dejará de ser esto una frívola exageración sobre esta dimensión?

Para definirlo primero debemos entender el trabajo de este matemático y los alcances o posibles repercusiones de su obra:

Primero debemos tener presente el carácter dogmático del mundo al que nos metemos. Al menos durante 2000 años, desde las nociones remontables a la Grecia Antigua, donde los filósofos de la época adoptaron el método axiomático como principio para desarrollar sistemáticamente la geometría, se enseña esta disciplina con un carácter deductivo, no experimental, esto quiere decir que se aceptan ciertos puntos/principios sin tener prueba alguna de su veracidad, por lo que estos cimientos vinieron a ser un real dolor de cabeza para los matemáticos quienes quisieron demostrar la consistencia absoluta de la disciplina. Esto se concreta hasta cierto punto en los volúmenes de Whitehead & Russell, “Principia Mathematica”, fundamento que intenta probar dicha condición absoluta de esta ciencia. Fue precisamente por esto que Gödel, a temprana edad, ya manejándose al ingresar a la universidad con el nivel del lenguaje sobresaliente en la materia se define por estudiar lógica matemática a la que el autor consideraba como "una ciencia prioritaria a cualquier otra, que contiene las ideas y principios subyacentes a todas las ciencias"(1).

Fue entonces cuando en 1930 se hace doctorando a la edad de 25 años, para en 1931 finalizar debidamente su trabajo, siendo publicado por la Academia de Ciencias de Viena y remeciendo los fundamentos de cualquier matemática contenedora de aritmética. Su obra se tituló “Teorema de Incompletitud” y simplemente definía dos principios indiscutibles:

Si un sistema es consistente, no puede estar completo. La consistencia de los axiomas no puede ser probada dentro del mismo sistema

¿Qué quiere decir esto? Básicamente el autor demuestra que a pesar de que la matemática se pueda explicar y funcione de forma práctica para aplicaciones reales, para demostrar sus fundamentos, los cimientos que la sostienen “se deben emplear reglas cuya propia consistencia pueda ser tan discutible como la consistencia de la misma aritmética” (2), similar a construir un castillo de naipes sobre aire.

Implicancias Intelectuales:

Cuando el mundo pasa por tantas transiciones y el espectro de lo humano evoluciona dispersándose a tantas vertientes, sean estas ciencias, religiones, políticas, intuiciones, etc. Todas apuntan a un simple principio, la búsqueda de lo verdadero (o de forma más específica y expuesto de manera frívola), algo a lo que nos podamos aferrarnos para justificar nuestra propia condición humana y existencia. Las típicas preguntas de dónde venimos, quiénes/qué somos, para dónde vamos. Pero de forma más egocéntricamente humana “por qué somos importantes”, ya que no se desea pensar el hecho de que simplemente somos parte insignificante del total, que la variación entre que estemos o no, realmente no hace la diferencia. Que somos (valga la temática) matemáticamente despreciables. Por eso es que debemos imaginarnos que, a pesar de no ocurrir de forma inmediata, evidente e inminente, una simple declaración corroborada y dada como legítima por un pequeño grupo de académicos, tiene un peso gigantesco a la hora de dinamitar uno de los últimos refugios académicos “absolutos” a los cuales aferrarse. ¿Y por qué aferrarnos a algo tan abstracto y distante? Al fin y al cabo, no deja de ser más que todo un aspecto teórico ¿no? Ahí radica el problema, ese potencial teórico, de hacerse práctico, podría zanjar múltiples resoluciones respecto a diversos aspectos trascendentes de la escala humana: Desde un sistema moral apoyado legitima y fundamentalmente en la lógica, el cual permitiría definir lo correcto de lo incorrecto a partir de ecuaciones con aptitudes innegables y absolutas, hasta la mismísima prueba empírica de una existencia como Dios (sin exagerar), debido a que de haber Gödel u otro individuo podido probar lo contrario, la consistencia de la aritmética y sus sistemas, el mismísimo Gödel habría demostrado desde la definición “x es como Dios si y solo si x tiene aquellas propiedades esenciales y solo aquellas propiedades que son positivas” (3) tal y como estipulan los escritos, que dicha entidad si existía:

Bueno, paralelamente hay que admitir, ya aterrizando la temática más a un plano práctico/histórico, que aunque estas declaraciones cerraron una puerta de forma tan cierta, debido a la complejidad técnica del lenguaje empleado en sus estudios, básicamente el público al que llegó era una élite académica capacitada para entender el significado y peso de dichas palabras, por lo que no tuvo repercusión inmediata hasta diez años después, gracias a Turing y su máquina y formaría las bases de estudios elementales relacionados con la Inteligencia Artificial posteriormente, pero ya mencionaremos esto más adelante.

Un Referente historico a Considerar

Por este afán humano de justificarnos, previamente explicado, es que producimos y creamos, tal como pretendió cierta vanguardia que hizo cierta declaración en forma de manifiesto:

“1.-Queremos cantar el amor al peligro, al hábito de la energía y a la temeridad.

2.-El coraje, la audacia y la rebeldía serán elementos esenciales de nuestra poesía.

3.-La pintura y el arte ha magnificado hasta hoy la inmovilidad del pensamiento, el éxtasis y el sueño, nosotros queremos exaltar el movimiento agresivo, el insomnio febril, la carrera, el salto mortal, la bofetada y el puñetazo.

4.-Afirmamos que el esplendor del mundo se ha enriquecido con una belleza nueva: la belleza de la velocidad. Un coche de carreras con su capó adornado con grandes tubos parecidos a serpientes de aliento explosivo... un automóvil rugiente que parece que corre sobre la metralla es más bello que la Victoria de Samotracia.

5.-Queremos alabar al hombre que tiene el volante, cuya lanza ideal atraviesa la Tierra, lanzada ella misma por el circuito de su órbita. (…)

11.-Cantaremos a las grandes multitudes que el trabajo agita, por el placer o por la revuelta: cantaremos a las mareas multicolores y polifónicas de las revoluciones en las capitales modernas; cantaremos al febril fervor nocturno de los arsenales y de los astilleros incendiados por violentas lunas eléctricas; a las estaciones ávidas devoradoras de serpientes que humean, en las fábricas colgadas en las nubes por los hilos de sus humaredas; en los puentes parecidos a gimnastas gigantes que salvan los ríos brillando al sol como cuchillos centelleantes; en los barcos de vapor(…)”

Si, seguramente el futurismo, movimiento nacionalista y de fuerte carácter político, tras ser fundado en 1910 en Milán por Filippo Tommaso Marinetti, encuentra cierto apogeo tras desarrollar una estética totalmente nueva y referente desde el cubismo en menos de un año. Acogiendo la máquina y la velocidad como nueva normal y dirección que buscaba reformar el mundo y romper con los cánones previos del arte al que, podría decirse, consideraban estancado. Una postura muy optimista para que estaba por venir no mucho después ya que, a pesar de lo predicado respecto al conflicto, por el inicio de la guerra en 1914 y tras el ingreso de esta a Italia en 1915, debido a la muerte de dos de sus cuatro cofundadores, el grupo comienza a desintegrarse, debido a conflictos internos de interés, la presión de Marinetti y los resultados plásticos obtenidos posteriormente, aunque el trabajo del artista posteriormente fue bien evaluado por el fascismo, haciéndose parte del aspecto político. Así termina la primera vanguardia artística de la historia, o al menos su primera parte.

Qué sacamos en limpio del ejemplo anterior: Independiente de las posturas políticas y extremos ideológicos, este movimiento pone sobre la mesa otro punto de inflexión a considerar. Una real apreciación por parte artística (pintores, escultores, arquitectos y otros oficios), lo que llevó a la creación definida de una estética. Independiente de si esta se acercaba a un canon de belleza que reflejase el espíritu concreto de la tecnología que cada vez iba en auge, con descubrimientos y desarrollos que cambiaban a su vez la estética de las grandes urbes: industrialización del automóvil Ford T, comunicaciones inalámbricas, Hidroavión, cremallera, acero inoxidable, semáforos, transfusión de sangre, etc. Es entendible el porqué de la fascinación de estos hombres en vista de todas estas nuevas maravillas imaginadas pero nunca concretadas hasta el momento, sin mencionar que los avances en ciencias iban a la par.

Aspecto Histórico Contextual

Postguerra significó muchas crisis en Europa, sobre todo para Alemania, pero esta necesidad de llenar el vacío moral dejado durante este periodo, se traslada a una especie de “época dorada” en USA, quienes salieron muy beneficiados producto de las estrategias políticas y de abastecimiento durante la guerra. Se desarrolló una socialización hacia el ocio y disfrute, junto a un desentendimiento de las dificultades ya superadas, una actitud de derroche y apogeo, moral elevada que sugiere la frase ‘ya dejamos atrás lo negativo, ahora solo queda un brillante futuro’. Pero dicha paz desaparece eventualmente, al tiempo que vuelve a ocurrir el conflicto durante los horrores de la segunda guerra, se vuelve a mostrar la desmoralizadora situación ante el enfoque bélico que puede adoptar la tecnología en sus usos y el ingenio que esta significaba para descifrar y entender las estrategias enemigas, como ocurrió en el caso de Alan Turing quien toma los principios expuestos por Gödel pocos años atrás para desarrollar sus planteamientos teóricos, lo que permitió descifrar códigos nazis (maquina Enigma) y posteriormente en los años 50’ desarrollar el test de Turing, que básicamente permitía intuir si una máquina es capaz de pensar o no. Finalmente todo culmina en el lanzamiento de la bomba atómica sobre Hiroshima y Nagasaki el 6 y 9 de agosto 1945, poniendo punto culmine a la guerra.

Esto último no solo marco el final de la guerra. La bomba atómica fue un hito que marcó la diferencia entre un antes y un después para la humanidad entera de forma dura y práctica, ya que nos mostró la vulnerabilidad de nuestra propia especie ante las posibles equivocaciones y malas decisiones tomadas respecto a la máquina, que se supone nosotros controlamos. Si, las bombas se siguieron fabricando por el poder que significaban, pero no ocupando, sobre todo durante el periodo de la guerra fría durante la carrera armamentista, generando una paranoia colectiva que no vino a terminar hasta la caída del muro de Berlín y la disolución absoluta de la URSS.

 Llegamos a un punto característico de este ensayo:

Por un lado nos encontramos al autor que socaba los cimientos académicos de nuestra realidad a nivel más fundamental. Por otro encontramos la pérdida de fe en una causa que se daba por hecha, la decepción humana sobre el uso de las herramientas que construye terminadas en un punto culmine de autodestrucción. Por último una paranoia colectiva, la cual a pesar de no ser evidente actualmente a simple vista, es posible comprobar el cómo es alimentada poco a poco cada día más, mediante la ejemplificación y confirmación constante visual, auditiva y personal de que se está llegando a un punto de no retorno, bastando ver simplemente la cantidad de film’s pos apocalípticos y/o de desastres inminentes, dominio de la máquina sobre el hombre u otro recurso similar que salen ahora anualmente, casi transformándose en un género por sí mismo, se reitera día a día cada vez un poco más. Ya que no podemos dar ninguna cosa por hecho actualmente, donde esta irrealidad ha demostrado incluso a nivel cuántico la inestabilidad de nuestro existir, básicamente nos encontramos en una cuerda floja, donde la alternativa por general se ha transformado en ignorar voluntariamente lo que ocurre a nuestro alrededor, sin informarnos, desensibilizándonos ante el bombardeo constante de información, donde una o doscientas muertes al otro lado del mundo pasan a ser algo abstracto y distante, sabiendo lo necesario para contribuir pero sin tener la intención de, por ejemplo, reciclar, esperando que el otro lo haga para comenzar a implementar las virtudes que debiesen de ser intrínsecas al individuo. Al menos todo esto se puede comprobar en la sociedad occidental actual.

Y entonces...

Desde aquí parte mi pregunta: Ya hay malos referentes de lo que somos capaces de hacer, no nos podemos a aferrar a un algo absoluto sin recaer el figuras abstractas y dogmas y, ya estamos inmersos en un contexto cultural regido por una economía de marcada potencia en múltiples aspectos de nuestras vidas. Tendemos como masa total humana a la comodidad antes que a la experimentación, sin salir por lo general de la zona de confort, ya nunca movidos por un ansia de aprendizaje genuina.

¿Qué debemos hacer? ¿Cómo nos volvemos a reconciliar con nuestros principios? ¿Cómo podemos propiciar que esto ocurra de forma global desde nuestro oficio? ¿Desde dónde debemos construir con nuestro oficio o qué concepto fundamental debemos ocupar al hacerlo?

Entendamos algo básico: El contexto en el que vivimos probablemente no va a cambiar por sí mismo, ni política, ni social, ni en ningún aspecto que rija a un conjunto suficientemente amplio de personas como para ya haberse instaurado como una rutina, una realidad ya aceptada intrínsecamente. Entonces, sin caer en el cliché de esperar un cambio, ya sea en un aspecto circunstancial como la educación en el país, nuestro oficio nos confiere de las herramientas para replantear y proyectar los nuevos dogmas en la actualidad, sea cual sea la especialidad tomada posteriormente, es necesario un trabajo desde el individuo en pos de construir una identidad individual que se concretice en, por ejemplo, el enfoque que le daremos a la tecnología desde esta generación. Para eso el diseño debería extenderse muy lejos fuera de sus aptitudes, considerando que a quien le estudia se le debería entender como un ser integral, capaz de comunicar. Para esto, un estudio tanto teórico como práctico es necesario a la par en pos de alcanzar un nivel crítico de nuestras propias facultades y el cómo manejaremos el entorno que nos rodea. El oficio en práctica y materialidad funciona, intelectualmente estamos empobrecidos.

Bibliografía

Citas

1.- Gleick, J. (2011) The Information: A History, a Theory, a Flood, Londres, Cuarto Estado, p181.

2.- Nagel, E. & Newman, J. (1958) Gödel’s Proof, Nueva York, USA, Prensa Universitaria de Nueva York, p88.

3.-Oppy G. (1996), Ontological Arguments, recuperado de http://plato.stanford.edu/entries/ontological-arguments/

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