Cyberfolk y Gobierno Electrónico, por Kim Lopez

Kim Lopez

Introducción

El presente ensayo busca profundizar en torno a las formas de organización y comunicación de y entre las comunidades en particular y las sociedades en general, para abordar las problemáticas que le afectan y se relacionan con el grupo de personas en cuestión.

En la antigua Grecia se consideraba al “ciudadano” con plenos derechos (hombres libres mayores de 21 años, excluyendo a mujeres y niños) como un zoonpolitikon, un animal político, un animal social o animal cívico, que debía encargarse y ocuparse de los temas que le competían a la polis, la "ciudad estado".

la razón por la que el hombre es un ser social, más que las abejas o que cualquier otra especie de animal gregario, es evidente: la naturaleza no hace nada en vano. El hombre es, por otra parte, el único que tiene un lenguaje inteligible. El sonido sirve para indicar el dolor y el placer; y eso es común a todos los animales, porque por naturaleza así se trasmite la sensación de dolor y placer. Ahora bien, el lenguaje inteligible sirve además para manifestar el propio interés así como lo dañino, o lo justo y lo injusto, siendo esto exclusivo del hombre que, así, se diferencia de los demás animales al tener, por ello, el sentido del bien y del mal, el de lo justo y de lo injusto y todo lo demás que le es propio (Aristoteles. & Laurenti, 1993:18).

Es por esa capacidad de poder tener y transmitir un sentido de las cosas que el hombre puede relacionarse, comunicarse y establecer criterios acerca de lo bueno o lo malo, un animal distinto al resto con una capacidad de razonar. Pero es también político dado que se debe encargar de la política…

Cuyo fin incluirá los fines de las demás ciencias, de modo que constituirá el bien del hombre. Pues aunque sea el mismo el bien del individuo y el de la ciudad, es evidente que es mucho más grande y más perfecto alcanzar y salvaguardar el de la ciudad; porque procurar el bien de una persona es algo deseable, pero es más hermoso y divino conseguirlo para un pueblo y para ciudades (Aristotles, 2003:11).

Ésta debiese ocuparse del bienestar social, al ser un ser social, que necesita relacionarse con otros, debe ocuparse también por el bienestar de la polis en su conjunto y su realización en las distintas aristas del hombre, incluyendo con ello a la autorrealización individual.

Volviendo a nuestros días, hoy tal forma de entender el desenvolvimiento de las personas en la sociedad parece algo distinto de lo que plantearan los antiguos griegos. Un estado de desinterés general permeaba a las personas, sin embargo en los últimos años ese desinterés en la política, en el sentido griego, se ve con ganas de volver. Es cosa de ver los acontecimientos políticos y sociales recién pasados en donde vemos que florecen instancias como asambleas[1] de distinta índole en donde las personas se encuentran, debaten y buscan soluciones en torno a las problemáticas comunes que nos afectan en pos de cambiar elementos que van en contra del bien común, los chilenos estamos volviendo a hacernos cargo de nuestra polís.

En el marco de lo antes expuesto cabe preguntarse en qué medida el desarrollo de la ciencia, la tecnología y el diseño pueden contribuir a favorecer, facilitar y promover dichos encuentros y cómo podría generarse ese feedback entre los imputs (demandas) que procalama la ciudadanía y los outputs (las respuestas o soluciones) que emanan desde las distintas instancias gubernamentales. ¿cómo se producen esos encuentros y diálogos en la sociedad actual, cual es su forma por antonomasia o natural? ¿cómo podría una construcción artificial, en particular el diseño, la ciencia y la tecnología, contribuir a que ese diálogo se produzca generando un encuentro positivo entre las distintas partes que la componen? ¿toda innovación en ese sentido es un aporte positivo perse o podría ser también negativo para la construcción armónica de la sociedad en su desarrollo cotidiano? y, finalmente, ¿que casos concretos podrían darnos señales con respecto a las preguntas anteriores?.

Para tener algunas luces con respecto a las preguntas planteadas es que tomaremos el caso de Cyberfolk, proyecto del gobierno de la Unidad Popular elaborado y puesto en marcha por Stafford Beer en 1972 que, para esa fecha, se planteaba una forma de resolver dichas problemáticas. interrogantes se buscarán abordar en la presente investigación.

Cyberfolk: un gobierno electrónico en comunicación directa y en tiempo real con el pueblo

Cyberfolk surge dentro del marco del proyecto Synco, instancia en la cual Stafford Beer debía establecer un sistema para poder controlar en tiempo real la producción (y con ello, la economía del país) del Área de Propiedad Social y el gran número de empresas estatales del sector industrial. Para esto Beer toma sus estudios de Cibernética organizacional y la teoría de sistemas y crea su Modelo de Sistema Viable, estructurando un conjunto de sistemas intercomunicados que le permitiría al gobierno saber lo que ocurría en cada una de las plantas e industrias con un desfase de 24 horas, un salto enorme comparado con la época y con lo que podían lograr las grandes potencias.

Gui Bonsiepe, diseñador industrial, teórico y docente de diseño e inmerso en el proyecto Synco, en una conferencia para la Universidad Tecnológica Metropolitana (UTEM) en el año 2005 titulada “Diseño y democracia” señalaría que “Chile en ese momento estaba la vanguardia internacional en diseño y que debíamos ser capaces de entender porque”. Esto sería por “toda la trama que significa la conceptualización económica de los procesos de desarrollo para la mayoría de la población” (Martinoya, 1970).

En el mismo desarrollo de dicho proyecto es que Beer con su equipo de ingenieros chilenos buscarían ampliar el uso de la cibernética desde la economía a la sociedad. El objetivo buscado, según Stafford, sería “trazar interacciones dinámicas entre el gobierno y el pueblo, aprovechando el avance de la tecnología de medios de comunicación (TV) y los descubrimientos de la Psico-cibernética (Pinto, 2012). Todo esto sería posible dado que existe en el contexto de Chile para la época, la posibilidad de poder realizar cambios radicales por la vía constitucional, tal como lo había perfilado en sus discursos el propio Presidente Allende.

El proyecto buscaría recoger un concepto que fue tomando fuerza en el periodo, la idea del “poder popular”, levantada por el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) como una crítica a las formas institucionales de la política y las transformaciones y como una propuesta para que los trabajadores avanzaran hacia el socialismo en torno a un camino distinto e independiente del gobierno (Corvalán, 2001:173). Así, esa idea en conjunto con las formas organizacionales y de encuentro que se iban planteando como por ejemplo, la Asamblea del Pueblo o la realización de plebiscitos, hizo que Beer reflexionara de forma cibernética ante el problema de la satisfacción de los requerimientos y necesidades del pueblo por parte de un gobierno.

Para ese entonces, el desarrollo tecnológico con el que contaba el país le permitía hacerse de la única herramienta capáz de llegar de forma instantánea y directa al pueblo, la televisión, la cual había sido subutilizada ya que, a juicio de Beer, “se ha desarrollado un dialogo falso (donde solo el gobierno entrega un mensaje) y por la tendencia a explotar la propaganda y la información deformada de la realidad”.

El esquema de beer representa el estado de la relación entre el gobierno y el pueblo en términos cibernéticos. El circuito más externo (a) muestra como la TV representa un poderoso amplificador de variedad, permitiendo que el gobierno pueda interactuar con el pueblo diariamente y no solo en las elecciones. Pero no se habían desarrollado mecanismos para equilibrar dicha variedad (y cumplir la Ley de Variedad Requerida), teniendo que recurrir a las formas tradicionales para reducir ese tipo de variedad (partidos políticos, elecciones, períodos legislativos) (Beer, 1972). Esto genera sin duda que el pueblo comience a hacer presión para satisfacer sus demandas traduciéndose en acciones concretas como marchas, agitación y, en casos extremos, violencia generalizada. La solución de Beer estaría en "es atenuar los reductores de variedad que dispone el gobierno equiparando la escala temporal, es decir que si la interacción del gobierno es instantánea, la respuesta del pueblo también lo sea”. En el gráfico expuesto anteriormente se puede apreciar tal solución, en el circuito interno (b), el gobierno realiza una interacción con el pueblo a través de la televisión y el pueblo de manera instantánea puede establecer un tipo de comunicación similar. La única forma posible para alcanzar esa velocidad es el uso de la tecnología para recibir los datos del pueblo y mostrar su opinión en su conjunto.

Para evitar las limitaciones uso de herramientas de opinión en Tiempo Real como el miedo a opinar y ser identificado (con la posible represalia) se diseña un método donde las opiniones puedan ser expresadas de manera sencilla y secreta: el Ciclo Algedónico. La palabra es de origen griego y significa una escala entre el dolor y el placer. Esta escala no requiere un conocimiento profundo o una capacidad de análisis muy elaborado sino que a partir de la experiencia de vida personal el cerebro indica el grado de satisfacción que no tiene que ser racionalizado. La intención es poder entregar una forma de medir lo que Aristóteles llamaba Endemonia o estado general de bienestar (Beer, 1981).

La escala traspasada a una maquina fue denominada como “Algedonómetro” que consistía en un dispositivo que tenía segmentos de igual extensión pero de diferentes colores y que poseía un indicador que se movía entre los extremos “feliz” o “infeliz”.

Un prototipo del Algedonómetro fue elaborado por el hijo de Beer, Simon, en Inglaterra. El ingeniero eléctrico unió diez aparatos que serían posteriormente enviados a chile. El responsable de los experimentos de Cyberfolk seria Roberto Cañete y se aplicaría como modo piloto en las poblaciones de Tomé y Mejillones.

Mediante la implementación de televisores[2] se esperaba que la población pudiese observar en directo las sesiones del concejo municipal. La distribución de televisores se hizo por cada diez habitantes, junto con una botonera que les permitía emitir su opinión. De esta manera mientras ocurría la discusión de alguna medida, los propios habitantes tenían la oportunidad de expresar si estaban de acuerdo o en desacuerdo. La botonera enviaba una señal eléctrica que llegaba a un dispositivo que hacia mover la escala Algedónica en la sala de Concejo, permitiendo una comunicación en tiempo real y directa entre el gobierno y el pueblo, equilibrando la variedad de ambos. (Rivera, 2016).

La experiencia de Tomé y Mejillones fue en apariencia exitosa. El problema surgió cuando el proyecto se intento expandir a una escala mayor. La idea era poder contar con una “Asamblea del Pueblo electrónica” que abarcara todo el territorio para que la gente pudiese interactuar con la Sala de Operaciones (Opsroom de Synco). Sin embargo se diferenciaría de las experiencias de prueba porque las opiniones no se tornaban totalmente vinculantes sino que solo se iban monitoreando. Esto para Beer era el germen de la demagogia.

Conclusión

La hipótesis planteada partía de la premisa de que el mejor encuentro entre las personas es el que se desarrolla cara a cara, en un mismo espacio, lugar y tiempo, esto principalmente porque es ahí cuando se pueden enriquecer los debates y discusiones con distintos puntos de vista, se puede replicar libremente, aprender del otro y proponer, en conjunto, respuestas y soluciones a diversas inquietudes y necesidades o problemas del grupo en cuestión. Dicho encuentro personaliza el diálogo, lo vuelve más humano y social, le da vida al individuo.

Sin embargo planteamos también que tal encuentro hoy por hoy en nuestra sociedad, en Chile al menos, se ha visto muy mermado producto de, por un lado, la desarticulación de las organizaciones sociales que propició la dictadura militar y fue continuada en los gobiernos de "transición", y, por otro, por la hegemonía de un modelo económico en particular, el neoliberalismo, con su respectivo cambio cultural basado en el individualismo y en el dejar la preocupación por la polis en manos de otros y no en los que debiese residir la soberanía, el pueblo, hoy llamados "ciudadanos".

A pesar de ello, encontramos, a partir del estudio de Cyberfolk, que dicho proyecto no es excluyente con tales formas de organización y de encuentro y que, por el contrario, venía a reforzar el dialogo permanente entre distintas instancias de la sociedad, ampliando la democracia actual restringida sólo a los procesos eleccionarios y reducida al voto por tal o cual persona o partido; toda vez que, dentro del marco del modelo chileno actual, fuese acompañado por una educación cívica ad-hoc al proyecto planteado y un aporte real desde los medios de comunicación en cuanto a la calidad de la información entregada, excluyendo de raíz el mal uso de tales medios como podemos ver que sucede hoy en día en cuanto a la tergiversación de la información.

Por tanto creemos que, si bien las instancias tradicionales de encuentro entre el pueblo mismo debiesen mantenerse, cuidarse y democratizarse de forma sana, el desarrollo de la ciencia, la tecnología y el diseño pueden perfectamente aplicarse y contribuir, tal como pretendía hacerlo Cyberfolk, al desarrollo del encuentro de hombres y mujeres en pos del bien común. Ahora, si bien dicho aporte cibernético sería fructífero siempre y cuando los datos recabados sean utilizados con una ética determinada y con transparencia, por lo demás, es de suma importancia que las opiniones de la ciudadanía tengan un real impacto y sean, por ende, vinculantes. De lo contrario el sistema no podría cumplir su fin y, tal como señalara Beer, se generaría el germen de la demagogia, por tanto, no toda innovación en este sentido es un aporte positivo perse. Este último elemento lo podemos ver hoy en día en el proceso constituyente en donde toda la participación de la ciudadanía queda reducida a una mera consulta sin un impacto real en la nueva constitución.

Sin embargo, y para finalizar, una cuestión nos queda más que clara, hoy en día, como Beer desde la cibernética o Bonsiepe desde el diseño, se sigue necesitando de profesionales responsables, éticos y con una disposición casi militante de cara al entorno que nos rodea, de cara a nuestros pares, a la humanidad, preocupados y ocupados por el bien común. Tal elemento Beer lo tenía muy claro y lo manifestaba de la siguiente manera…

Sé que en Chile estoy haciendo mi esfuerzo máximo por la transferencia del poder a las bases. La revolución para lograrla, la hizo el gobierno, y yo opino que esto es buena cibernética. Pero ocurre que las herramientas científicas nunca se las acepta como herramientas del pueblo; y en todas partes la gente se siente divorciada de la ciencia que es esencialmente suya. Es por eso que estamos estudiando junto con los trabajadores. Es por eso que los sistemas que voy a explicarles a ustedes hasta aquí se han diseñado para que los usen tanto los trabajadores como los ministros de estado. Es por eso que estamos desarrollando sistemas de retroalimentación para que el pueblo se comunique con su gobierno… Debemos tener presente que la innovación, sea política o científica, no favorece a los que detentan el poder real. Y si cualquiera de estas innovaciones pretende favorecer al común de la gente, como sucede en este caso, entonces se les atacará. (Beer, 1973).

Notas al pie

[1] Por nombrar sólo algunas instancias: Las asambleas y las organizaciones ‘pingüinas’ del 2006; la lucha de la Confederecación de Trabajadores del cobre (CTC) en el 2007; el 2011 y todo el movimiento estudiantil que vino a remecer el sentido común, repletando las universidades, calles y plazas de asambleas, debates y conversatorios, entre otras actividades que terminaron por tomarse también el debate público y los medios de comunicación (siempre como una reacción ante este mounstro que crecía en las calles); las asambleas territoriales de Magallanes, Aysén, Freirina y hasta hace pocos días Chiloé, por sus problemáticas locales y comunes; y finalmente, algo no menor, la convocatoria para realizar cabildos locales en el marco del nuevo proceso constituyente del gobierno de la Nueva Mayoría, instancia planteada y levantada desde la calle, organizaciones sociales y políticas y las movilizaciones antes mencionadas.

[2] Chile construyó y distribuyó el “Antu”, televisor masivo y de bajo costo, fabricado en base al análisis comparado de tecnologías de diversos países.

Bibliografía

Aristoteles., & Laurenti, R. (1993). Politica. Roma: Laterza.

Aristotles., (2003). Etica a Nicómaco. Santa Fe, Argentina: El Cid.

Beer, Stafford. (1972) Project Cyberfold. Liverpool John Moores University, Special Collections and Archives: Stafford Beer Collection, Box 61 (Chile).

Beer, Stafford. (1973). Proyecto Synco. Practica cibernética en el gobierno. Dirección informática CORFO.

Beer, Stafford, (1981). The Brain of The Firm. Chichester: John Wiley & Sons.

Corvalan Marquéz, Luis. (2001). Del Anticapitalismo al Neoliberalismo en Chile, Santiago: Editorial Sudamericana)

MARTINOYA, Juan Carlos, (1970). NODO CONSTRUCT. Una formulación sudamericana del concepto de INTERFASE. Epistemología, tecnología y política de experiencias proyectuales chilenas entre los años 1925 - 1973. Disponible en www.cybersyn.cl

Pinto, Alvaro. (2012). Esto no es Ciencia Ficción. El Proyecto Synco: La Cibernética Organizacional en Chile durante la Unidad Popular (1971-1973). Tesis de grado para optar a los grados académicos de Licenciado en Historia, Licenciado en Educación y Título Profesional de Profesor de enseñanza media en historia y ciencias sociales, Universidad de Valparaíso.

Rivera, E. (2016). Entrevista a Roberto Cañete - Cybersyn. YouTube. Retrieved 23 May 2016, from https://www.youtube.com/watch?v=eN-E5TbKXjo

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